Un fragmento del libro “el árbol de la ciencia” de Pío
Baroja, pag. 127
(Realidades de las cosas)
(…)
-No, no;
realidades-replicó Andrés. ¿Qué duda cabe que el mundo que conocemos es el
resultado del reflejo de la parte de cosmos del horizonte sensible en nuestro
cerebro? Este reflejo unido, contrastado, con las imágenes reflejadas en los
cerebros de los demás hombres que han vivido y que viven, es nuestro
conocimiento del mundo, es nuestro mundo. ¿Es así, en realidad, fuera de
nosotros? No lo sabemos, no lo podemos saber jamás.
-Usted juzga por las
sensaciones que le dan los sentidos. ¿No es así?
-cierto
-Y esas sensaciones e
imágenes las ha ido usted valorizando desde niño con las sensaciones e imágenes
de los demás. Pero tiene usted la seguridad de que es mundo exterior es tal
como usted lo ve?, ¿Tiene usted la seguridad ni siquiera de que
existe?
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