Un cruce de miradas.
Unos segundos.
Pero lo suficiente para ver en esa mirada
cómo me acompañaste desde el día en que nací.
Ya han pasado 20 años desde entonces.
Ahí estás; sentada, cansada pero luchando.
Una mirada profunda y nostálgica.
No llevas tatuajes, ni decoraciones estéticas
más que el tiempo grabado en tu piel.
Profundas líneas recorren tus mejillas.
Hendiduras del tiempo;
sufrimiento, amor,
felicidad.
82 líneas.
Como un mapa.
Pasean desde tu mirada hasta tus labios.
Cuántas aventuras, males y felicidades han andado por
esa mirada, por la superficie de tu rostro.
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