Esta semana, el día 14 de Enero falleció el poeta argentino Juan Gelman, de Buenos Aires (1930-2014).
Hijo de inmigrantes rusos, se inició en la poesía desde muy pequeño orientado por su hermano Boris, lector compulsivo.
Abandonó su carrera de Química para dedicarse por completo a las letras.Salió de Argentina en 1976 durante la dictadura militar y vivió en exilio en México, donde fijo su residencia de forma permanente.
Ente sus obras destacan " Violín y otras cuestiones" 1956, "en el juego en que andamos" 1959, "Gotán" 1962, "los poemas de Sidney West" 1969, "Fábulas" 1970, "Salarios del impío" 1993, "Sombra de vuelta y de ida" 1997, "Incompletamente", "Salarios del impio y otros poemas" .
En 1997 obtuvo Premio Nacional de Argentina, Premio Juan Rulfo en el año 2000, en 2004 el Premio Iberoamericano de poesia Ramón López Velarde, en 2005 el Premio Neruda y Reina Sofía, 2007, El premio Cervantes.
Uno de los poemas que mejor retratan a este poeta, quien hizo del obstáculo una dulce llanura.
Opiniones
Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas
Epitafio
Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre
Mi corazón era un violin.
Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mi
me alegraban; la primavera,
las manos juntas, lo feliz.
Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.
Fábricas del amor.
Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
En los lejanos patios de la infancia.
Albañil con verüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz.
Par aponer dulcura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano.
mientras re describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad.
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.