"Esa conciencia de la alteración de espacio, causada por una introducción de lo aberrante en el seno de
lo real (en una genealogía que debería retomar el hilo perverso de lo sádico y la tortura arquitectónica piranesiana)3 es compartida por la experiencia del arte y por la práctica lúdica, ajena al cinismo urbanizante de la arquitectura que
constata que la ciudad está perdida y que lo que nos queda es un territorio de escombros. Foucault ha señalado que
el espacio en el que vivimos, en el que tiene lugar la erosión de nuestra vida, de nuestro tiempo y de nuestra historia
es, en sí mismo, un espacio heterogéneo. No vivimos en el interior de un vacío, sino que estamos enmarcados en un
conjunto de relaciones, las cuales definen unos emplazamientos que son irreductibles entre sí y no se pueden
superponer(...)
Fragmentos del mapa escultórico de Esther Pizarro. Texto Catálogo exposición.
Fernando Castro Flórez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario