Espera
Pesos en la espalda
Espera
Por fin se abren las puertas del tren;
Mi mirada cansada, ajetreada encuentra satisfecha un aliento al ver un asiento vacío, por fin un sitio donde dejar tanta carga;
Una música se reproduce a mi izquierda, es un chico con un móvil pero no es una música molesta, es un dulce sonido; son violines, y su presencia me incita la mayor tranquilidad y levedad del día.
Nos miramos por el reflejo del cristal. El desliza su mirada hacia las palabras que sujetan mis manos. Yo observo unos delicados y largos dedos, de quizá un músico.
La música se acerca entre su presencia y la mía, la situa más cerca.
¿Qué música será?, le inicio la conversación?, sólo me queda una parada y todo habrá terminado...
El silencio y el sonido es demasiado bello como para entorpecerlo con ruidosas palabras, con vanos aciertos...
Levanto mi cuerpo.
Nos miramos.
Su mirada es igual de pura y delicada como acertaba la melodía. Unos rizos alocados hablan de su carácter.
Bella presencia erra por el vagón...